Se trata de cambiar culturas.

Integrar el ejercicio y los hábitos saludables en la vida diaria de las personas se ha convertido en uno de los retos de salud de este siglo. La relación entre sedentarismo y enfermedades laborales está ampliamente demostrada y los grupos con malos hábitos de salud sufren de mayores gastos sanitarios y un empeoramiento objetivo de la calidad de vida.

Sin embargo, el desarrollo de hábitos saludables no se consigue sólo con la compra de materiales o la construcción de infraestructuras, es necesario cambiar el comportamiento de las personas. Este cambio que ya es complejo de forma individual se complica aún más cuando tenemos en cuenta el fuerte componente social de los comportamientos humanos. En estas situaciones, cambiar las culturas establecidas resulta siempre un proceso largo, difícil y costoso.

Para crear entornos saludables hemos de crear hábitos y para ellos es necesario trabajar sobre un plan de acción específico de promoción del cambio individual y colectivo.

Definitivamente…

Necesitamos crear culturas de salud y productividad que perduren en el tiempo y evolucionen con las organizaciones.

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