Respóndete sin engaños. 

Normalmente cómo vas por la vida:

– Opción A. Humorizado. Alegre, feliz, contento, radiante de energía. Amable, simpático, risueño, sonriente. Activo, con ganas de hacer cosas. (Aquí incorporar todos los adjetivos de buen rollo que quieras)

– Opción B. Malhumorado. Negativo, triste, con rostro serio. Apático, sin energía ni ganas de hacer cosas. Muy cansado. (Aquí también puedes incorporar los adjetivos de no tan buen rollo que te caractericen)

– Opción C. No sabes, no contestas. (¡Venga!. Atrévete y mójate.)

Imagino que tu respuesta te generará dudas. Ya sé que no todos los días estamos igual. Todos sufrimos el efecto noria de encontrarnos un día bien o otro no tan bien. Aún así, los datos nos muestran que es posible revertir situaciones para acercarnos lo más posible al sentirnos bien. 

Sigo…

La opción B y C generan estrés simplemente por el mal rollo que desprendemos. Y ponernos en modo “buen rollo” es posible. No tratar de estar cada día en la opción A. Ojalá pero sé que es muy difícil. Yo también tengo mis días de opción B. 

A lo que voy…

Sin entrar en un hilo redactor de gurú, coach o cuenta cuentos de moda (aquí es donde pierdo amigos) podemos revertir situaciones para reducir el estrés sólo por como nos comportamos. Aquí hablamos de humor y de esas cosas que podemos hacer para mejorarlo en lo personal con impacto en lo profesional.