Te levantas una mañana y notas que te falta algo. No sabes bien lo que es, pero lo sientes. Te haces un café, te acomodas y decides tomarte cinco minutos para ti. No lo has hecho nunca, normalmente el café es sinónimo de prisas y correos electrónicos. Pero hoy lo necesitas. De pronto empiezas a encontrarte mejor. Ese pequeño gesto te ha cambiado la mañana. ¿Te imaginas lo que puede ocurrir si lo repites cada día?
Llegas a la oficina. Aunque te encuentras un poquito mejor, lo único que te apetece es agachar la cabeza frente a tu ordenador, cumplir con tus tareas e irte a casa lo antes posible. Pero por el pasillo te cruzas con un compañero que te da los buenos días y te pregunta qué tal estás. Habláis unos minutos, os despedís, llegas a tu sitio y te sientas. Algo ha cambiado, tu energía es distinta. Empiezas a trabajar con una sonrisa. ¿Has visto cómo puede transformarse un entorno de trabajo con un simple saludo?
Sales de trabajar y vas a por a tus hijos. Normalmente cogéis el bus para volver a casa, pero te vienes arriba y decides que es mejor dar un paseo. Total, son diez minutos más. Por el camino os reís, os contáis vuestro día, paráis un rato en un parque… Sin que os cueste ningún esfuerzo estáis haciendo deporte. Sin que os deis cuenta estáis creando un nuevo hábito. ¿Ves lo sencillo que es empezar a introducir rutinas saludables?
Al final del día te metes en la cama. Estás cansado, pero contento. Lo que podía haber sido un mal día se ha dado la vuelta casi sin que te des cuenta. Solo te han hecho falta pequeños gestos, mínimos cambios en lo que haces normalmente. ¿Te imagina cómo pueden revolucionar tu vida si los mantienes a largo plazo?
Nosotros sí, porque llevamos muchos años haciendo exactamente eso: transformar la vida de las personas a través de pequeños cambios en sus rutinas. Animándoles a practicar su bienestar.