¡Venga!. ¡Confiésalo!.
¿Cuántas veces has pensado esta semana el topicazo de que lunes empiezas a ir al gimnasio?.
Una, dos, tres, siete,… ¿has perdido la cuenta?.
– Tranqui, es normal.
Mucho más aún en esta época del año donde los propósitos de año nuevo están en boca de todos (yo me incluyo). Los datos nos lo confirman, puesto que sólo un ocho por ciento de las personas que se proponen algo al empezar el año lo consiguen. Si, la probabilidad de éxito es bajísima. Cachis.
¿Por qué?. El mayor número de veces es porque asumes retos demasiado ambiciosos que suponen demasiado esfuerzo. Y otra cosa no, pero hacer ejercicio supone un gran esfuerzo. Ir al gimnasio supone un súper esfuerzo. Bueno, realmente supone dos grandes esfuerzos:
El primero mental. La lucha diaria de mentalizarte para lograr llegar al gimnasio. No te pasa que los días de gimnasio estás todo el día pensando en que tienes que ir al gimnasio. Pero con tintes de pereza, de desgana. Quizás no los primeros días, pero después de las primeras semana… ¡tachán!. Que esfuerzo llegar al gimnasio, que desgana más grande. Aquí es donde el porcentaje de antes te empieza a cuadrar, ¿verdad?. Que gran lucha interna tenemos con nosotros mismos con estas situaciones, la gran cantidad de excusas que somos capaces de generar con mucha lógica para evitar ir. No sé si te habrá pasado a ti pero yo mismo me he sorprendido alguna que otra vez con lo bueno que soy en eso momento excusándome a mi mismo ; )
– Y cuando consigues llegar…
El segundo esfuerzo, el físico. Mover el esqueleto sobre todo cuando no estamos acostumbrados conlleva un gran cansancio. Ponerse en manos de personal cualificado es importantísimo para que nos proponga un trabajo que nos lleve al éxito. Recuerda todo el esfuerzo que te ha costado llegar al gym. Saber qué hacer, hasta dónde podemos llegar es clave para conseguir ir más, ser capaz de que el esfuerzo valga la pena y no hacer caso a las excusas para no ir. Me entiendes, ¿verdad?. Jugar con las buenas sensaciones para lograr que el esfuerzo no sea tanto esfuerzo, tenga su recompensa. Esa parte del ejercicio, si la has experimentado alguna vez, es muy gustosa. Probablemente las más gustosa. Y si nunca no has tenido el placer de disfrutar de esa sensación, ya tienes una razón de peso para ir al gimnasio.
Y todo esto te lo cuento para decirte que…
Si sabemos que el éxito es muy bajo. Si sabes que nunca has logrado tener continuidad con ir al gimnasio: no vayas al gimnasio. Así de simple.
Aquí una aclaración que no quiero perder amigos con esta entrada. No quiero lanzarte que no vayas al gimnasio sin más. Que ir al gimnasio es malo, está mal. ¡En absoluto!. Si tú vas y te funciona, ¡adelante!. Si te quieres apuntar porque piensas que es tu mejor opción, ¡adelante!. Sólo te digo que si ya lo has intentado otras veces y no has tenido éxito, ¿por qué no buscas una nueva estrategia?, ¿por qué no hacer algo distinto?.
– Por si quieres más datos. Tienes que saber también que el treinta y tres por ciento de las personas que pagan religiosamente el gimnasio cada mes, no pisan la instalación. ¡Boom!. Una razón más para no ir al gym y ahorrarte un dinerito.
¿Y entonces?.
Existen otras (¡si!, pluralizo) opciones que puedes intentar. Es más, existen opciones que puedes implementar incluso en el trabajo durante la jornada laboral. Puedes poner en marcha esos elementos que favorezcan y potencien todos esos beneficios que se buscan en un gimnasio… no hablo de nada estético, huyo de eso. Te hablo de salud. Te hablo de mejorar tu calidad de vida, tu bienestar. De reducir tu dolor de espalda recurrente, de minimizar tu estrés.
A lo que voy. Si quieres ver una propuesta interesante y práctica: https://gottraining.es/programa-premium/
Pd. Que no se te escape el enlace de arriba ; ]