Déjame que me explique.
– ¡Ring!. ¡Ring!.
Seguro que hace un rato sonaba ese “delicioso” sonido para avisarte que hoy es lunes, atrás quedó el fin de semana y ahora toca… comenzar la rutina diaria.
Una pregunta. Sé realista: ¿tú primer pensamiento cuando escuchaste ese sonido?. Algo parecido a esto:
– ¡Buah!. ¡No quiero ir al cole!.
O ha sido más esto otro:
– ¡Fantástico!. ¡Hurra!. ¡Bien!. Toda una semana por delante para hacer cosas.
Quizás esto último suene demasiado “happy flower”. Demasiado Mr. Wonderfull. Demasiado cierto para ser real. Aquí cada cuál. No quiero meterme por esos derroteros, ya sabéis lo que pienso de todo eso. A lo que vamos.
Probablemente el punto ideal esté entre ambos. Lo más normal es que el primer pensamiento del “¡buah!” nos invada en el instante que escuchamos el despertador. A mi me pasa. Pero también es verdad que el segundo sentir tenemos que tenerlo presente. No hablo de levantarse de la cama dando un salto súper enérgico y feliz. Hablo de tener una razón que te empuje a levantarte cada mañana. ¿Me expliqué?
Creo que esto es esencial en todas las etapas de la vida. Es un elemento que nutre muchismo al bienestar. Es más, es una de las patas que lo componen, de lo que al plantearnos la pregunta: ¿cómo te sientes hoy?, hay que tener en cuenta, mucho.
Tener una razón se hace indispensable para que todo esto de la vida tenga más sentido, sea mejor, nos haga sentirnos bien. Porque el bienestar es un cúmulo de micro mejoras relacionadas con todo lo físico, lo mental, lo emocional, lo social y lo espiritual. Justo este último es del que hablo. Aquí un punto, lo espiritual no tiene ninguna connotación religiosa. Es más esa razón, ese sentido, esa cosa que hace que hagas cosas. Eso que hace que te muevas.
Y encontrar un propósito personal en lo que hacemos en el trabajo puede ser un factor determinante en cómo te sientes en tu vida profesional. Cuando conectas tu labor diaria con un propósito más grande, tus esfuerzos adquieren un significado más profundo y duradero. Y te lo digo por propia experiencia. Personalmente me encanta lo que hago, lo que aporto con mi trabajo. El ayudar a empresas y a personas a mejorar su productividad, su bienestar. Me encanta.
Tal y como yo lo veo.
Tener un propósito personal en el trabajo es la idea de que tu trabajo va más allá de cumplir tareas y recibir un salario. Implica que lo que haces en tu día a día está alineado con tus valores personales y te acerca a tus metas a largo plazo. Desde ayudar (como es mi caso), hasta la contribución a una causa significativa. Es algo personal tuyo, genuino, único que le da sentido a tus cosas.
– Pregunta clave: ¿tienes algo que te haga moverte cada mañana?. Ahí te la dejo.
Y todo esto que te cuento a qué viene. Pues aunque no lo creas, tiene una relación muy directa con el estrés y el dolor de espalda. De esas cosas que suelo hablarte. Buscar ese algo que te llene para aumentar ti satisfacción laboral, mejorar tu rendimiento, tener un mayor control y resiliencia en situaciones estresante. Y además para la empresa es un plus porque genera un mayor compromiso y retención de talento. Tengo claro que los beneficios de tener un propósto personal en el trabajo son altísimos.
Todo esto que es sencillo de escribir y complejo de entender lo hablamos en formaciones como este: UX – compromiso personal en el trabajo.
Si quieres que te cuente un poquito más, hablamos.
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Pd. Que no se te olvide ojear el enlace de arriba. Avisado quedas.