Todo el movimiento que haces diariamente puede ayudarte a prevenir su aparición o mejorar sus síntomas. Algo que tú puedes hacer, yo también. Movimiento. Cuidado con el concepto. Nos hablo de ejercicio, me centro en la actividad física. Estos conceptos aunque parecen ser lo mismo, no lo es. Si me sueles leer, ya sabrás la diferencia entre ambos.
Una pista.
– Cualquier tipo de actividad que haces durante el día (desde que te levantas hasta que te acuestas) es actividad física. Resumámosolo en una palabra, movimiento. Cuando ese movimiento lo hacemos bajo un objetivo concreto se convierte en ejercicio. Ejemplo, sigo un programa de ejercicio basado en movilidad articular y estiramientos para reducir la tensión de los músculos de la espalda. Esto es ejercicio. Estiro cuando me apetece, porque me apetece. Actividad física. ¿Entiendes la diferencia?.
Pues entre los benficios que genera el movimeinto, también tenemos la mejora de la salud mental. ¡Boom!.
De ahí la importancia de incorporar planes de actividad física y ejercicio en los entornos profesionales. ¿Eso se puede hacer en las empresas?. ¡Por supuesto!. Como ejemplo el que te lanzo más abajo en la solución aconsejada.
Estas son las más genéricas. ¿Hay más?. ¡Por supuesto!. Existen diversas estrategias muy interesantes que puedes poner en marcha. La clave ya sabes cuál es, tratar de aumentar tu actividad física buscando acciones dinámicas. Sólo te adelanto que cualquier acción estática podemos darle dinamismo.
De estas cosillas son las que hablo en el programa que te dejo en solución aconsejada donde relaciono acciones que te sirven para eso del estrés, para eso del dolor de espalda.