No sé si normalmente haces cosas para cuidar tu bienestar. No te conozco tanto. Lo que si puedo decirte es lo que yo hago. No te voy a engañar, me gusta cuidarme pero (también soy humano) tengo épocas donde no me presto tanta atención. Esos momentos los he convertido en mis tiempos de aprendizaje. Lo que me permite practicar lo que predico yendo un paso más allá del marco teórico.
– Experimentar en primera persona el costos proceso del cambio de rutinas es lo que me ha permitido entender . Atendiendo además al como es cada uno. Tú con tus cosas, yo con las mías. De aquí una de mis máximas: “no existen fórmulas mágicas”.
Justo esos momentos donde no te cuidas tanto es cuando más valor tiene las sencillas cosas que puedes hacer por ti. Imagino que no todos tus días serán “chachis”. Si me equivoco, que envidia me das. Imagino que tendrás días buenos y otros tantos no tan buenos. Estos últimos días son los que me interesan. ¿Por qué?. Tan sencillo porque pequeños gestos pueden cambiar mucho esa sensación tuya tan subjetiva.
Te pregunto:
- ¿Normalmente comes bien?. Si no es así tengo buenas noticias. El impacto de la alimentación en el sentirnos bien es grandísima. Si un día estás regulinchi, trata de controlar lo que te llega a la boca. Huye de comida ultraprocesada, consume menos azúcares, como más verduras, hidratante bien,… algo que está en tus manos, sencillo de hacer y que puede generar ese impacto positivo que buscamos, que buscas.
- ¿Te mueves y haces ejercicio?. El movimiento es la base de nuestro funcionamiento. Si no te mueves, la probabilidad de malestar aumenta. Al contrario, si te mueves la probabilidad de bienestar aumenta. ¿Que eliges?. Anda todo lo que puedas, sube escaleras, usa transporte público, atiende llamadas de teléfono caminando, aparca el coche más lejos, date un paseo de diez minutos antes de tele trabajar, juega con tus hijos, sal a correr, haz unas flexiones, estira,… lo que quieras, cuando quieras pero con movimiento.
- ¿Descansas lo suficiente?. Dormir es necesario, muy necesario. El momento donde recargar la energía. Si no descansas bien estarás más irritable, tu concentración y tu capacidad de atender y comprender disminuirá. Si el descanso no es el correcto, todo se hace cuesta arriba. Te suena la película, ¿verdad?. Algo tan básico a lo que tienes que prestar atención. Un mínimo de siete horas de sueño. Una siesta de veinte minutos reconfortante.
La puesta en marcha de estos elementos conllevan una mejora directa de las dos grandes patologías que encontramos en el trabajo: mayor control del estrés, menor probabilidad de tener dolor de espalda. No estoy diciendo que si haces todo lo dicho no volverás a tener ni estrés, ni dolor de espalda. No. Eso lo seguirás teniendo, casi seguro. Lo que si tendrás son muchísimos menos días malos de estrés y dolor de espalda.
A lo que voy.
Si tienes un mal día, por norma general no haces nada y quieres sentirte mejor, céntrate en tu movimiento, en tu ejercicio, en tu alimentación o en tu descanso. Dinamiza uno, más de uno o todos. Seguro que te sentirás mejor. Busca tu estado más fit para mejorar tu bienestar, para sentirte well.
Si quieres profundizar más sobre como mejorar tu bienestar personal y profesional con pequeños gestos diarios, échale un ojo a esto: Programa bienestar personal y profesional
Y si quieres más información, pues hablamos ; )