¿Qué tal dormiste ayer?
– Piensa tu respuesta en calidad y cantidad.
Toma como punto de referencia estás pinceladas.
*En cantidad: todo lo que esté rondando las siete horas de cama, ¡bien!. En calidad, todo el tiempo fue continuo o te despertaste durante la noche. Si fue seguido, Great. Si no,…
Si tienes niños pequeños, dos cosas. Lo siento. Y no desesperes, tu sueño volverá a la “normalidad” cuando el niño esté rondando los dos años. (¡Suerte!)
A lo que iba.
Existe una relación muy directa entre el sueño y el manejo de estrés. Si tu respuesta de antes está relacionada con una mala calidad y cantidad de sueño probablemente estés más irascible, más cansado, tengas problemas de concentración y memoria, no estarás tan “simpático” como siempre… tu estrés será mayor. A peor sueño, mayor estrés. Esto genera peor salud.
¿Soluciones?. Varias. Una muy sencilla está relacionada con la idea que os lanzo en la instantánea de hoy: